domingo, 18 de septiembre de 2011

Las delicias de Williamsburg, Brooklyn


Un antiguo proverbio chino dice que “para dominar a un monstruo, hay que conocerle primero todas las caras”. La ciudad de Nueva York es sin lugar a dudas la reina de lo ecléctico en cuanto a grandes urbes se refiere; y sus bastas opciones gastronómicas son solo una de tantas pruebas de ello. Leí que un neoyorquino puede comer a diario en un establecimiento diferente sin repetir un solo lugar en toda la vida; sin embargo hay lugares tan especiales que son dignos de volver a visitar una y otra vez.
Si bien Manhattan nos ofrece el Nueva York que conocemos en películas, canciones, libros y series; los otros cuatro boroughs gozan de un atractivo similar al que pocos medios le hacen justicia. Brooklyn por ejemplo, comienza a hacerse más popular cada día; es por ello que hoy quiero recomendarles dos excelentes lugares donde tuve la fortuna de comer.
El primero se llama Diner y como su nombre lo indica, es un tradicional diner gringo pero en una versión evolucionada y mucho más alternativa. El menú fijo es por demás sencillo, consta de solo diez platillos tradicionales, y es complementado por seis opciones que cambian a diario (sopa, aperitivo, entrada, ensalada, plato fuerte y postre); creaciones del chef Sean Rembold que describe la cocina de Diner como americana fusión con un toque contemporáneo. Es un establecimiento pequeño, con tan solo 8 mesas y una barra, donde se puede beber tranquilamente uno de los 4 cócteles de la casa, una cerveza fría o una copa de vino mientras se escucha música de todos los géneros, proveniente de un viejo jukebox, al tiempo que se disfruta de la riquísima comida del lugar.
El segundo sitio se llama Roberta’s, y aunque en los mapas aparece listado como pizzería, de comida rápida no tiene nada. Por el contrario, el menú esta compuesto por finísimas interpretaciones de platillos tradicionales con un toque gourmet que hasta el paladar más exigente encontrará placentero. Las opciones que ofrece Roberta’s son mucho más amplias que en Diner, y no sólo hablo de la comida, sino también del ambiente y las bebidas, pues su amplio espacio lo hace idóneo para grupos grandes ya sea para disfrutar de una deliciosa cena o simplemente para echar un trago mientras se juega dardos, billar o se mira algún partido en las pantallas del lugar.
Ambos lugares ofrecen un ambiente casual y relajado donde se puede vivir al cien por ciento la original y alternativa vibra de Williamsburg, cuna del movimiento hipster; que de la mano de una excepcional atención del personal y exquisita comida, hacen de la visita a estos restaurantes una experiencia necesaria en la ciudad de Nueva York. 

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